viernes, 28 de marzo de 2014

CAPÍTULO 24. JURAMENTOS Y PROMESAS (DAVID).






La empresa de mi padre fue dejada en manos de Beato, no cuestioné su decisión…     Hacerme cargo de la cadena de tiendas tampoco fue mi plan. Quería trabajar por mis propios méritos en una empresa constructora y después formar la mía.

Esa mañana en la oficina, me dirigí a una reunión citada por el  Jefe. De pronto me llamo la atención una voz…

–Hola, buen día; soy Káteri Samantha… vengo por la entrevista de trabajo–….

Esa voz era la que me llamó por teléfono hace menos de un mes… y por el nombre, esa era la mujer con la que hablé. Me di la vuelta para verla… ¡Era ella, la chica de la plaza con las burbujas, la que vi en Monterrey en Febrero!.

–¿No piensa entrar a la reunión Ing. Peralta–… me preguntó un colega del trabajo.

Saliendo fui a recursos humanos, obtuve información de ella… le dije al encargado que la conocía hace tiempo atrás, pero que había perdido comunicación.

Káteri fue contratada para mi asombro… ¿qué podía hacerla tan especial?, ¿por qué no podría conquistar su corazón?... sólo veía a una chica extraña, aunque estaba de buen ver. Busqué hacerle plática, no le dije mi nombre… 

–Hola, eres nueva aquí, ¿verdad? –

–Sí, recientemente me contrataron–

–Entonces, ¡Bienvenida!...

–Gracias–

–¿Qué te parece si te invito a cenar para celebrar tu llegada? –.

–¿Disculpe?–

–Nada–…

–Con permiso, me tengo que retirar– se disculpó con cortesía y finalmente se fue.

Esa tarde del último día de marzo de 2014 me hice un juramento… Cumpliría el último retó de mi padre… “Conquistar el corazón de Káteri y me casaría con ella”.

Al otro día la busqué, me presenté y le expliqué lo sucedido con mi padre; ella se disculpó, aceptando mi invitación a cenar.

No fue sencillo tener un compromiso con ella; si para que fuera mi novia hice muchas cosas… investigué de ella, su familia, sus gustos, sus sueños, sus debilidades…, quería ser el hombre bueno que su familia deseaba para ella. A Káteri le importa demasiado su familia; su gran debilidad, junto con el deseo latente de ayudar a otros. Tuve que ganarme principalmente a su padre, el ejercía mucha influencia en ella…, también su madre, pero ella fue más reservada.

Káteri realmente era una mujer diferente, desde la forma en que pensaba hasta como actuaba. Tenía una ridícula idea de llegar “pura” al matrimonio. Me fui sintiendo más cómodo estando con ella, era divertida, ocurrente, no era celosa, siempre pensaba en el bien común, aun con esa expresión triste escondida bajo su sonrisa, era una chica amable; lo complicado fue aceptar su regla de oro.

Aun así algo no estaba marchando bien, después de que Káteri se fuera a Corea del Sur, algo andaba muy mal; por más que le llamaba no me contestaba, por eso acudía a su padre, él sabía en qué hotel estaba ella… tuve un extraño presentimiento , así que llevé a don Eduardo, su padre  conmigo.

Cuando al fin estuvimos en Seúl, llegamos en la noche al hotel donde ella se hospedaba,  pero no estaba. Mis sospechas se agravaron.

Cuando a la mañana siguiente escuché el sonido de la puerta abriéndose fui para recibirla, no podía contener mi ira. Y allí estaba Káteri tomada de la mano con un tipo asiático; sentí mi sangre hervir…

–¡Te estábamos esperando!– la saludé mientras me tragaba mi enojo.

–¿Quiénes son ellos?–. Preguntó en Inglés, el tipo que la acompañaba, se veía confundido.

Impactada por mi visita Káteri quedó sin habla, y aproveché esa oportunidad para abrazarla y darle un beso, pudiéndola separar de ese. Ella se apartó de mí, saliendo don Eduardo en mi ayuda, la abrazó y la llevó al interior del cuarto.

–Soy el Ingeniero David Peralta, soy el prometido de Káteri, y el señor que me acompaña es mi suegro Eduardo– interrumpí presentándome… –¿Quién eres tú?–.

–Yo soy Park Yoochun… ¿Tú eres su prometido?–...

–¿No te lo había dicho?... pues si se va a casar conmigo–

–Ella no se va a casar contigo; Sam y yo nos amamos–….

–No me has reír, ¿estás bromeando?... le contesté con sarcasmo –Hahahaha, ¿se aman?... (Respiré profundamente), no discutiré contigo, que te parece si hablamos esto de hombre a hombre mañana–.

El aceptó, me llamaría para reunirnos; después cerré la puerta. –Tu no podrás separarnos– afirmó antes de irse.

A pesar de mi cólera traté con Káteri como si no hubiera pasado nada.  Ella lo complicaba más, se fue del hotel sin decirnos nada, su padre me aseveró confiado que regresaría, por ello dejé la dirección con la recepcionista, del otro hotel, esta vez de categoría.

Park me confirmó nuestro encuentro, antes de ir investigué sobre él: su vida de actor, cantante, modelo, hasta su familia. No pensaba ir sólo, le pedí al don Eduardo fuera conmigo. Tenía un plan; primeramente le expliqué que ese oriental que estaba con Káteri únicamente quería aprovecharse de ella, la usaría y la botaría luego de lograr sus sucias intenciones… ya que era un artista muy famoso se aprovechaba de sus fans, y  sin dudar lo haría con Káteri… él como “padre protector” quería defender el honor de su hija.

jueves, 6 de febrero de 2014

CAPÍTULO 23. BURBUJAS EN EL AIRE (DAVID).




Una tarde con un agradable clima en Monterrey, Nuevo León, estaba exhausto; pasando por una plaza me senté en una banca bajo la sombra de un árbol, eran raras las tardes soleadas a principios de febrero en ese año… Lindas chicas pasaban caminando provocativamente, y yo las miraba detenimiento.

Había tenido una discusión con mi padre que casi termina en golpes; el hombre que me enseñó cómo enfrentarme a la vida, y sobre todo como tener carisma con las mujeres, eran un necio… él sin explicaciones abandonó  a mi madre en el Distrito Federal… aunque mi padre siempre me dijo que no amaba a mi madre, y mi madre que no lo amaba a él… no era motivo para que se fuera de esa forma. Estando él fuera de casa, a Beato se le complicaban las cosas, a pesar de todo estaba acostumbrada a su compañía. Ella no me comentaba nada sobre por qué se fue, sólo me dijo que regresara a vivir con ella. En aquel entonces estaba trabajando y residiendo en Nueva York; por eso mismo busqué una respuesta personalmente.

Luis Peralta Montemayor era su nombre, cuando era niño recuerdo a mi padre trabajando demasiado, los fines de semana llegaba ebrio y golpeaba a Beato; excusándose que mi madre se metía en sus asuntos. El arduo trabajo dio como resultados una empresa propia fructífera, la cual trajo mucha comodidad a mi familia. Mi madre dejó de cuestionarlo y a perdonarle sus deslices a mi padre, ella se concentraba en el teatro, las artes, la música, en su aspecto físico, sobre todo en controlarme; después de un tiempo en mi adolescencia ella empezó asistir a una iglesia. Beato insistía en que la acompañara, pero mi padre me tenía ocupado enseñándome a crecer. Aprendí a engañar a mi madre diciéndole lo buen cristiano que sería, y con mi padre éramos cómplices de nuestras fechorías. Terminando la universidad me independicé yéndome a EUA.

Pensado en mí pasado mientras estaba en esa plaza, me hizo suspirar. Miré al frente y vi unas burbujas siendo sopladas por el viento; me acordé lo mucho que me gustaba de chiquillo hacer burbujas. Con la mirada traté de encontrar el origen de ellas, y allí estaba una chica diferente al resto, tenía un vestido negro, su cabello largo era café y negro; ella estaba jugando con las burbujas. Estaba escuchando música y tarareaba la letra… me acerqué, aun así ella no me miró, estaba muy distraída.  Me reí mucho de ella, sin darme cuenta una burbuja entró a mi ojo, y se me escapó un pequeño quejido.

–¡Oh, perdóname!, no me di cuenta, de verdad lo siento mucho–. Se disculpó aquella chica.

Fue extraño porque se disculpó sin mirarme, su vista apuntaba al suelo.

–No hay problema, ¿Cómo te–….

–Disculpa, tengo que irme… me están esperando– dijo y se marchó.

Devuelta en el Distrito Federal, Beato seguía acosándome con sus sermones de cómo ser un buen cristiano… que no debía de salir con muchas chicas a la vez, pero si ellas querían, además no me salía gratis, tenía que invertir capital.

En Marzo de ese mismo año, mi madre me obligó a ir a un servicio en su congregación el sábado por mañana.

Ese sábado se sintió tan largo, al terminar el agotador servicio religioso recibí una llamada de un número de celular desconocido, al principio dudé al contestar,  pero finalmente decidí atender la llamada.

–Hola, buen día… ¿hablo con David Peralta?– me dijo una voz de mujer.

–¿Quién lo solicita?– .

–Mi nombre es Káteri Samantha, y le hablo desde Monterrey–

–¿Para qué?– contesté intrigado.

–Es un asunto muy delicado… Disculpe por el medio en que le diré lo siguiente… Su padre, el señor Luis Peralta Montemayor  está muy grave–…

–¡Qué!, debes estar engañándome–. Interrumpí consternado.

–No tengo por qué mentirle en algo tan serio… él me dijo que si no me llegara a creer, le mencionara sobre un anillo con engranes como de  un reloj, usted sabe a qué se refiere. Don Luis tiene cáncer terminal en la próstata, yo junto a un equipo misionero visitamos a personas enfermas para confortar su corazón con la palabra de Dios, por eso lo conozco–…

–¡No puede ser verdad!– exclamé atónito, y las personas me miraron dudosos.

Subí a mi auto… no quería que Beato escuchara, ni nadie viera mi expresión.

–Continua–…

–Me dijo que le gustaría que fuera a verlo antes de morir, está muy arrepentido; ese fue el recado antes de que lo hospitalizaran hoy.

–¿Y a donde lo llevaron?–…

Esa mujer me dio la dirección completa del hospital en el que estaba mi padre. Si no fuera por ese anillo no hubiera creído esa terrible noticia. Fui directamente al aeropuerto para viajar a Monterrey… Con Beato me justifiqué diciéndole sobre un trabajo urgente.

Encontré la dirección, y me destrozó el alma verlo en esas condiciones, me aproximé a él.  Mi padre abrió sus ojos…

–Davidcito, hijo… perdóname por no haberte dicho que estaba enfermo– trastrabillaba al hablarme –Yo te enseñé que los hombres siempre somos fuertes, que podemos hacerlo todo…, pero me he equivocado te he enseñado mal–.

Me congelé, eran las palabras de un hombre enfermo que no conocía… mi padre no podía estar hablando de esa manera.

–El matrimonio entre tu madre y yo fue arreglado por nuestros padres por dinero y negocios… Cuida mucho a Beatriz en el fondo es una buena persona… no la juzgues ella sabía de mi estado, pero decidimos no decirte nada; Beatriz no quería estar atada a un hombre desahuciado por los médicos, y yo no quería depender de alguien–.

–¿Beato lo sabía? –…

–Decidí refugiarme en Monterrey, porque aquí pasé mi niñez… perdóname hijo. Quise que vinieras aquí por dos razones:

La primera, para pedirte perdón… aquí conocí a Dios, él me ha dado paz a mi corazón, y entendí que desperdicié mucho tiempo en cosas inútiles: mujeres, vicios, y dinero. Por la empresa no te preocupes, tu madre se encargará de ella–…

–Te perdono padre, y te prometo que no le guardaré rencor a mi madre–.

La segunda razón es para que le agradezcas a esa chica… Samantha… ella me ayudó mucho, ha estado al pendiente de mí. Mujeres como ella no se conocen dos veces; hazte amigo de ella; ella sería una buena esposa para ti–…

–¿Qué estás diciendo padre?, ¿Quieres que me case con esa?–.

–No te expreses así de ella… es una mujer muy especial, tu no podrías conquistar su corazón; Lo que deseo hijo es tu felicidad, sé un hombre de verdad, que tu vicio no sean las mujeres como yo…. Te amo hijo…; te dejo todo en tus manos–.

Después de esa frase se escuchó el ruido ininterrumpido del electrocardiograma anunciando la muerte de Don Luis, mi padre al que admiré tanto. Por más, los médicos no pudieron hacer nada.

Hice los trámites de su deceso, su cuerpo fue incinerado. Cuando estuve de regreso a mi casa, llevaba entre mis manos la urna con las cenizas de mi padre.

–¿Tardaste mucho en venir?, ¿por qué no me llamaste?... te atreviste a apagar tu celular.. ¿Dónde estabas? –. Preguntó preocupada Beato.

–Mi padre está muerto… ¿quieres más explicaciones?–. Contesté a mi madre viéndola con decepción, y sostuve más cerca de mí la urna de mi padre.

Ella rompió en llanto, no podía ni hablar, simplemente me abrazó. Había prometido no odiar a Beato o culparla, por eso correspondí abrazándola. Salí de mi casa muy molesto, quería descargar esa ira e impotencia que sentía… y un tipo se acercó a mí para asaltarme, tenía una navaja… fue el momento preciso para sacar ese fuego que llevaba dentro; lo golpee hasta que me cansé, el quedó cubierto de sangre; yo recibí apenas unos golpes… su navaja no fue nada comparado a mi enojo. Antes que alguien se diera cuenta decidí irme. Don Luis me había enseñado muy bien a defenderme.

Con la muerte de mi padre cierta parte de mí murió junto a él… Sentía un vacío inexplicable.

CAPÍTULO 22. CARTAS, INVITACIONES Y VISITAS.




N
oviembre se fue tan rápido…, él viento comenzaba a soplar denso de incertidumbre, el cielo nublado de desesperación, en la mañanas descendía neblina de penuria de la costumbre, anunciando el mes de Diciembre.

Los peores recuerdos en mi vida procedían en esas fechas, desde esas escenas llenas de gritos, golpes y sangre de la infancia, hasta el momento más triste por fallecimiento de mi abuelito… ya cumpliría dos años de su pérdida. Mi boda con David no sería la excepción.

Tenía que estar 7 días antes de mi boda en Chiapas…, otra cuenta regresiva de 13 días hasta entonces; Antes de ello quise enviarle una carta más a Kim Jong, para quitarme ese sentimiento de extrañez.

>>Kim Jong Wan:

Realmente no me he rendido, en el fondo de mi corazón sigo siendo una tonta; pienso que algún día al despertar una mañana mi vida será diferente…, dejando de sentir dolor, cansancio y penas. Quiero disfrutar cada momento aun si es sola, como mencionaste que intento enfrentarme.

No merezco tus sentimientos hacia mí, eres la persona más especial que he conocido, por ello… mereces ser feliz, Yo únicamente estoy rodeada de desgracia y tengo una alma enferma.

Esta será la última vez que te escribo; es imposible olvidarte, o sacar tu dulce voz de mi mente. Oraré  por ti, para que encuentres a una persona tan genial como tú.

Atte. Káteri Samantha

P.D: Te envío una invitación de mi boda.

Remití esa carta con el deseo de que él dejara de preocuparse por mí, no quería ser carga. Con la invitación de mis nupcias  me ganaría su enojo, y ya no me escribiría más; me sentía triste por perderlo, aun así preferiría causarle  dolor momentáneo a robarle por siempre su sonrisa tímida tan bonita.

En mis manos estaban las invitaciones a mi Boda…

>> David y Káteri

Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos…
Cantares 8:7

Movidos el amor que nos profesamos, hemos decidido unir nuestras vidas para formar un hogar, y tener a ustedes nuestros padres, familiares y amigos, como testigos fieles de esta unión.

Deseamos que nos acompañen en este día, y que estén presentes en el acto ceremonial religioso, que tendrá lugar en la Iglesia A., ubicada en el Barrio Emiliano, Cacahoatán, Chiapas; el día 20 de Diciembre de 2015. Hora: 6pm. Pedimos que confirmen su asistencia.

Tel:########<<

Tenía alrededor de 80 sobres para la asistencia al templo, y 25 especiales para el evento familiar. No quería invitar a nadie, me sentía avergonzada; no obstante envié algunas por correo: a mis familiares que residen en el D.F, en Chiapas, Tamaulipas y Nuevo León; con la ilusión que al final no asistieran. Otras invitaciones fueron enviadas por David tiempo atrás.

Después de unos días comencé a recibir llamadas de mis amigos de universidad, de familiares, todos sorprendidos de mi próxima boda, ellos no tenían la menor idea que tuviera novio. Una de las llamadas, la de mi amiga Gema me dejó pensativa:

–¡Káteri!, ¿Tu casarte?, ¿Cómo sucedió?,  ¿por qué?, ¿con quién? – me cuestionó muy alterada.

–En la invitación menciona su nombre… se llama David Peralta, es un buen tipo, nos conocemos un poco más del año–.

–¿¡Qué!?, ¿Quién es ese tipo? –

–Un ingeniero civil muy inteligente, emprendedor, y amable que conocí  en el trabajo… es una buena persona, mis padres lo adoran, además ya era tiempo de que pensara en casarme, ¿no crees?–.

–¡No lo puedo creer!, ¿estás segura?... ¡es que no!, ¡tú, cómo! –… insistía mi amiga.

–Estoy segura, la boda en unas semanas… no puedo decir que no estoy segura–.

–Pero… ¿No crees que es muy rápido?, ¿o acaso estas embarazada?–.

–No– sonreí por sus preguntas, no era fácil responderle teniendo un lio en la cabeza –pero es la mejor decisión que tomaré… David es un buen hombre, profesa la misma fe que yo, ayuda a las personas,  quiere a mi familia y me ama–.

–¿ Y tú lo amas?–.

El amor es cuestión de voluntad Gema, de sobre poner lo que siento por lo que debo de sentir… aunque no considero que lo ame, lo amaré con el paso del tiempo; él es una persona muy agradable… ¿Cómo no amarlo?... siéndote sincera estoy nerviosa por la boda, pero trataré de controlarme–.

–Estás mal, ¡cásate por amor, no por compromiso!... ¿y qué tal si no llega el amor?– refutó mi defensa.

–En el matrimonio no se puede dar marcha atrás– traté de decirle positiva.

–Piensa en ti–.

–¿En mí?, ¿eso se puede?–.

–Es necesario,  llegará un momento que no podrás con la situación y se saldrá de tus manos; ¿qué harás si pasa eso?–.

–No es necesario pensar en eso… tienes que conocerlo, te simpatizaría mucho–.

–Pues si tú estás cómoda con la situación está bien,  quiero que seas feliz… quizás deba conocerlo–. Mencionó más calmada.

–Gracias por preocuparte… te espero en la boda, cuídate mucho, tengo que seguir enviando invitaciones… te amo amiga–.

–Ok, ahora si quieres huir, yo pongo en carro y te llevo al aeropuerto; de allí fingiré demencia y hago como que no te conozco–.

Solté un carcajada –Lo tendré en mente–.

–Sigue repartiendo tus invitación, adiós–

Tras la llamada, una de mis primas se presentó como una visita imprevista a mi departamento.

 –Hola prima, espero no interrumpirte–…

–No en lo absoluto, pasa siéntate; ¿qué paso?–.

–Disculpa que te diga esto, pero es complicado tratar de decírtelo, espero no te molestes–.

–No te preocupes, dime por favor prima–. Le respondí dudosa.

–Estuve hablando con el primo Rabí sobre ti, me comentó que hace unos días tu papá le dijo sobre ciertos actos incorrectos hechos por ti cuando fuiste a Corea del Sur…, platiqué con tu mamá, y ella me explicó ciertas dudas que tenía. Llegamos a la siguiente conclusión con tu hermano: Tu compromiso es muy importante, es decir, es fundamental tu matrimonio con David–.

–¿No pudiste preguntarme personalmente tus dudas?, por qué Rabí no me dice sus propias opiniones–. Refuté impaciente.

–¡Por esa actitud que tienes prima!, todo lo crees tener bajo control; te tomas la vida de manera muy light, sin pensar en el futuro. Debes de tener metas, ver por tus intereses primeramente.

Rabí mencionó que cómo pudo pasar por tu mente aceptar una relación sin compromiso, sin respeto con un hombre llamado Park, o algo así…, y dejar a David quien te ofrece un compromiso verdadero, serio, seguro y un matrimonio cristiano… pues de eso ustedes saben ya que profesan una religión.

Yo sólo te digo prima…, no seas pasional e irracional; mira tu estabilidad, tu dignidad y tus metas a largo plazo. Debes tener una linda familia: tu esposo, tus hijos y tú. Busca tener una casa grande, muchos autos, ¡comodidad!... Si así quisiera David, deberías pensar en ser ama de casa; como yo… trabajo desde mi casa en la compu, cuido a mis tres hijas y administro mi hogar–.

La escuché sin callarla, hasta que las últimas palabras me lastimaron. –¡Ah!, entonces esa es mi misión en este mundo…, mis aspiraciones deben girar en torno a ser una buena ama de casa, con el respeto que te mereces te digo esto– Protesté ofendida.

–¿¡Quieres ayudar a otros cuando no te sientes capaz de formar una familia!?– se sobresaltó mi prima.

–Te dije que tuve un sueño– dije con voz entre cortada, –me da igual el futuro, únicamente quiero trabajar, y en lo que pueda ayudar a otros–.

–No se puede hablar contigo, bueno tengo que irme, te dije todo lo que debía decirte… Iré a comprar la despensa de la semana, después iré hacerme manicura–.

La conversación con mi prima, me provocaron ganas de llorar… otra vez no quería mostrar debilidad, por eso saque un lápiz y papel iniciando un dibujo; aun si mis manos frías estaban rígidas por una extraña razón conocida. Un impulso ferviente de salir huyendo de todos invadió mis ser, dejar atrás el pasado, el presente y lo venidero. Mis lágrimas brotaron en contra de mi voluntad mientras trazaba, empecé a balbucear los sueños y deseos que creía relegados.

–Quiero ayudar a las personas, quiero ver una aurora boreal algún día, quiero aprender más idiomas, quiero servirle a Dios, quiero ver nevar, quiero sonreír sin tener que fingir, quiero saltar de un avión con un paracaídas, quiero amar y ser amada, quiero seguir viajando, quiero tener una empresa de construcción filantrópica, ¡quiero vivir y ser feliz sin tener que pasar por encima de nadie!–.

Mis ojos se sintieron secos de llorar tanto, y puntualizando mí vista en el dibujo, noté que había hecho una mujer sonriendo, con una mirada de esperanza… tomé la hoja con fastidio, la rompí en pedazos y arrojé los trozos a la basura.

–Dime Dios si mis sueños son tan malos; por más que he luchado parecen inalcanzables, únicamente la miseria y el dolor me asedian. Dime por favor si sólo en mi mente seré feliz. Dime si al final mientras duerma sonreiré; ¡Dime te lo pido!… para cortar ese hilo de esperanza– Clamé desairada.

Me quedé en silencio; sin embargo no hubo respuesta, de esperar me dormí con el anhelo de no volver a despertar.

–¿Nos estamos separando?, por favor no me sueltes– pronunció con eco una voz. Unos hombres vestidos de negro me mostraron un espejo, mi cuerpo se reflejaba por completo; ellos sujetaron mi mano para que tocara el espejo. Mi mano pudo atravesarlo, su interior era frío…, de pronto mi reflejo no se movió y me miró; tristemente articuló: >>¿Hasta cuándo?<< . Fui absorbida por el espejo, me encontré en una terminal de aviones, sentado estaba un hombre al que no podía distinguirle el rostro. >>¿Por qué piensas que tu vida no tiene sentido, yo estoy esperando por ti… tú eres la persona que Dios eligió para mí… te sigo esperando<<.  Traté de acercarme más, siendo imposible hacerlo; salí del lugar, y vi un bello atardecer, con una gama de colores sorprendente, las estrellas se comenzaron a verse, una a una… otra voz me dijo: >>Quiero que tengas fe, no te he dejado sola<<. Giré para ver de dónde provenía esa voz tan cálida, logrando solamente despertarme del sueño.